lunes, 13 de enero de 2014

paradas cerveceras en Bruselas

Este diciembre me escapé por poquito tiempo a Bélgica con el objetivo principal de acudir al Kerstbierfestival (festival de cerveza de navidad) de Essen, del que hablaré en otro post. Pero antes del festival dio tiempo a visitar algunos lugares reseñables en Bruselas. No están todos los que son, pero sí son todos los que están.

- Brasserie Cantillon

más de cien años que se cae, pero el tío del logo aguanta...
Llevaba ya varias excursiones por la capital belga sin hacer la visita completa a la fábrica de Cantillon, y esta vez no se iba a escapar. Verdaderamente, merece la pena escaparse al algo alejado del centro barrio de Anderlecht a visitar lo que aparentemente parecen unas cocheras pero que realmente encierran historia viva de la cerveza belga y por ende mundial.

Se respira un aire siempre húmedo, viciado, debido en gran parte a que el entorno se ha tocar lo mínimo para que nuestras queridas brettanomyces bruxellensis no vean alterado su ritmo de vida desde hace más de cien años. Polvo y telarañas campan por doquier; no en vano, principalmente en verano, las arañas son más que veneradas por su impagable ingesta de insectos que podrían llegar a alterar la cerveza.

la "piscina de recreo" de los brett
La maquinaria es realmente antigua, destacando la "piscina" donde ocurre el milagro de la fermentación espontánea, toda ella con remaches y sin una soldadura y en la que, como demostración de que hay que preservar el entorno, colocaron de nuevo una a una las partes del techo de esa habitación (la más alta de la fábrica) tras la reforma del exterior del techo del edificio. También es digna de ver la hilera de barriles donde los gloriosos caldos de Cantillon van madurando poco a poco.

Al final de la visita, en una pequeña pero coqueta sala de degustación se prueban un par de cervezas (una lambic del año y una kriek, ambas muy verdes y sin el carbónico tan característico de Cantillon). Aproveché para conocer en persona al maestro cervecero, Jean van Roy, cuarta generación en la fábrica (hijo del yerno del hijo del fundador, Paul Cantillon). Muy cercano, hablamos de amigos comunes (Carlos Agullons, te debo una birra) y sacó alguno de los prototipos para el año que viene, entre los que destaco una excelente Iris con dry hopping que dará que hablar.

La tentación me hizo probar la Zwanze 2013, la última edición de una cerveza especial que se bebe en barril una sola vez al año. En unas obras en la fábrica descubrieron que ésta se había construído sobre la abadía de Cureghem, famosa en el medievo por su capón cocinado con cerveza elaborada en la propia abadía... Las excavaciones siguientes localizaron la sala del abad y las recetas originales, con lo que no dudaron en emularlas, elaborando una cerveza tipo abadía a la que añadieron eso sí algo de su lambic a la receta para no perder el sello Cantillon (pero no en demasía: 90% abadía, 10% lámbica).


- Bier Circus


En un barrio relativamente pijo al norte de la estación central, próximo a oficinas de trabajos de índole diplomática, tenemos este bar cervecero, todo él decorado con trastos circenses (principalmente relacionado con payasos), cuadros de Tintín y chapas de cerveza. La carta de cervezas es curiosa, dividida por estilos y con alguna joyita en la sección vintage, eso sí, nada barata.

Por su vigésimo aniversario han elaborado una triple en la Brouwerij den Hopperd, conocida por sus cervezas del camaleón (Kameleon). Es una triple correcta, sin más. Lo que sí es destacable del lugar es la cocina típica belga usando diferentes estilos de cerveza en su preparación. El waterzooi de pescado a la gueuze y sobre todo la mousse de chocolate a la Chimay Bleue estaban espectaculares.

En definitiva, un lugar agradable para comer con cerveza dándose un buen homenaje, pese a que no sea el lugar con mayor variedad de cervezas (pese a que sí que hay alguna joyita oculta, como una triple de la para mí desconocida Alpaïde).


- Moeder Lambic Fontainas


En la place Fontainas, a escasos 5 minutos de la Grand Place pero saliéndose del barullo de turistas, se encuentra para mí el mejor sitio para (exclusivamente) beber cerveza de Bruselas: 40 grifos alineados en una larguísima barra, y una carta de lámbicas para temblar (algunas, no solamente por la cerveza en sí, también por el precio). Como es de esperar, extensos repertorios de las nativas (Cantillon, 3 Fonteinen, Hanssens, de Cam...) y presencia de foráneas (Loverbeer, BFM...). Como no todo puede ser darse al ácido en esta vida, hay también muchas opciones en forma de tripels, dubbels, wits y demás estilos belgas, así como IPAs, pale ales y stouts.

Como curiosidad, reniegan de todo lo que sea grandes compañías; con esto quiero decir que no hay coca cola, y la limonada es casera (nada de fanta o similares).

Para picotear, podemos recurrir a una muy socorrida y eficiente tablita de quesos, o incluso algún plato típico belga como cervelas (una salchicha pequeña) o pottekees (una crema de queso fresco con cebolla y rábano, muy buena para acompañar una lambic, casualmente).

Me queda pendiente ir a su hermana mayor (en edad, creo que no en tamaño), la Moeder Lambic Original. ¿Alguien que haya estado me puede contar para la próxima?


- Delirium Cafe

Dejo para el final el probablemente más conocido de los locales, por no llamarlo ya emporio, de la capital belga, el Delirium. Y digo emporio porque lo que empezó como un bar en un callejón relativamente visitado (no en vano está la versión femenina del Manneken Pis, la Jeanekke Pis) ha ido absorbiendo los locales colindantes hasta el punto de tener un bar de rones y varios emplazamientos dedicados a la cerveza, todos en el mismo callejón, aparte de franquicias por el mundo: Tokyo, Río de Janeiro, varias en Francia...

Su fama vino en su momento por tener el récord Guinness de la carta de cervezas con mayor variedad: tres mil y pico en su momento, aunque ahora anda ya por las cinco mil en el último recuento. Digamos que puedes pasarte mucho rato mirando la carta completa y comprobar el gran stock que tienen, aunque también he de reseñar que en muchas ocasiones alguna cerveza un tanto rebuscada de la carta finalmente no la tienen disponible.
La parte de abajo, casi siempre masificada de gente, mezcla decoración de madera con antiguas calderas de cocción de cobre, y una serie de grifos de cervezas belgas; no falta, claro está, la que da nombre al bar, la Delirium Tremens, en varias de sus modalidades. Digamos que esta parte es un bar típico con una selección estándar de cerveza belga para turistas.

La gracia es una de las plantas de arriba, en la que hay, tanto en grifo como en botella, desde belgas tipo Struise a danesas, estadounidenses... Además, sin el bullicio de la planta inferior. En definitiva, es un lugar digno de una velada larga en la que se vayan probando muchas cervezas de su extensa carta.

4 comentarios:

  1. BUAAAAAJJJJ, Y YO SIN IR AL DELIRIUM DE LOS COJONES, JAJAJA. MUY BONITA LA FOTO DE LA COLUMNA DEL BIER CIRCUS ( SE QUE LA HAS SACADO SOLO PARA MI XDDD ) Y EL MOEDER PARECE EL BIERCAB CON VENTANAS ¡QUE DE GRIFFINS!!
    ME ALEGRO DE QUE TE LO HAYA PASADO TAN BIEN, DE CANTILLON NO DIGO NADA, NO SEA QUE LO CORROMPA, DEJALE CON SUS ARAÑITAS JAJAJA. SALUDOS COMPI!

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  2. Cada vez que voy a Bruselas (ya unas 5 ó 6) salgo encantado por los muchos locales en donde se puede beber buena cerveza. Yo añadiría también aparte de estos que efectivamente has acertado de pleno, a: Le Poechenellekelder (***), a La Mort Subite (**), Manneken Pis (**), etc, etc.

    Qué ganas tengo de volver...!! este año me lo vuelvo a plantear en noviembre...
    Un abrazo David

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  3. Envidia, envidia y más envidia por el viajecito y en especial la parada en Cantillon... Qué delicia! Te iba a hacer la misma recomendación que Teddy, Pochenellekelder (o como se escriba) es obligatorio, una birrita y una sopita matutina reconstituyen a uno de cualquier resaca nocturna anterior... :P.

    Un abrazo!

    P.D. Como siempre, grandes fotos... :P

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  4. También recomiendo un magnífico restaurante cervecero en la Rue Lombard, cerca del Moeder y el Poechenellekelder, el Nuëtnigenough. Precios contenidos, raciones correctas y magnífica comida con una muy buena selección de cervezas (pocas, pero excelentemente escogidas). Memorable esa carne guisada a la Rochefort con su ración de patatas.

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