jueves, 2 de agosto de 2012

Cuaderno de Beertácora: cerveceando por Baviera I - München

Recientemente el homo lupulus ha podido disfrutar de las cervezas bávaras en diferentes ciudades. Dado lo promiscuo (en cuanto a cervezas) de la escapada, tendréis que soportar un post por cada ciudad... y comenzamos por Múnich (o, como Gott manda, München).

la zona olímpica (muy en boga en estos días)
Residenz (todo el mundo en bici, qué envidia...)
Rathaus (ayuntamiento, no casa de ratas...)
El centro histórico de esta ciudad es relativamente pequeño y en estas fechas tiene un ambiente muy interesante, en el que se mezclan turistas y alemanes tomando el sol y bebiendo cerveza en sus múltiples Biergarten. Os pongo unas fotos con breves comentarios; no, no soy la Lonely Planet, así que no voy a hacer una guía turística genérica de la ciudad...
Marienplatz
Parte del Maibum de Viktualienmarkt
La ciudad presume de ser el origen de la Reinheitsgebot a la hora de hacer cervezas, y, de hecho, la gran mayoría de sus fábricas destacan por sus Helles o Dunkel, salvo quizás Paulaner. Además de la citada cervecera de los monjes de san Francisco de Paula, otras cinco cerveceras conforman el sexteto de fábricas de la ciudad: la pala de Späten, la conjunción de familias de Hacker-Pschorr, la leonina Löwenbrau, los monjes agustinos con su Augustiner y el "inmenso brewpub" que es la Hofbräuhaus.

Precisamente por esta última comienza mi periplo, con un desayuno de los campeones en forma de Dunkel en el Biergarten interior de la Hofbräuhaus. Esta fábrica "real" (Hof significa eso, de ahí la corona de su símbolo) lleva abierta desde mediados del siglo XVI, y en la actualidad cuenta con espacio para varios miles de personas, tanto en las diferentes salas como en el Biergarten. De hecho, se considera uno de los "monumentos" visitables de la ciudad, y es imperdible en veladas con celebraciones, habituales en los bávaros, como por ejemplo las victorias del equipo local, el famoso Bayern.

El esquinazo mítico de la puerta de entrada
La historia de esta cervecera está plagada de eventos: primero, fue la proveedora de Weissbier de los nobles (así empezó el resurgir de la cerveza de trigo: sáltandose a la torera la Ley de Pureza pero solamente entre la realeza, lo que le valió el prefijo Hof). En el siglo XVII, la ciudad fue sitiada por Gustavo Adolfo II de Suecia, y fue liberada con la condición, entre otras, de entregarles 600000 barriles de la HB... Y uno de los puntos negros de la historia del siglo XX se gestó aquí, puesto que Hitler anunció el programa de los 25 puntos que fundarían el nuevo partido nazi.

Mi tercera visita a la HB fue completamente diferente a las anteriores; si aquéllas fueron veladas en las que acabamos cerrando el local, en ésta prácticamente fui el primero en entrar. Fue una experiencia muy relajante poder disfrutar de una cerveza en un lugar en el que se respira bullicio rodeado del ruido de los pajarillos y los camareros abriendo las sillas plegables del Biergarten...

Esa Dunkel...
La cerveza en sí, su clásica Dunkel: Lager con cierto cuerpo maltoso, suave con notas de caramelo y un final ligeramente cítrico. La suficiente dosis de malta como para considerar bollería-justa-de-desayuno (humilde acotación del desayuno de los campeones, puesto que fue medio litro en lugar de la sempiterna Mass que sirven). Había mucho trabajo por delante, así que solamente desayunamos una de sus cervezas...


No os imagináis la de gente que cabe aquí...
La segunda parada del relato es una de las grandes cerveceras bávaras que tiene una sede muniquesa: estoy hablando de Andechs y su Andechser am Dom.

Am Dom por estar al lado de la "catedral oficiosa", la Frauenkirche
Bergbock Hell, qué poco duraste...
En cuanto a la cervecera y la primera de las cervezas que cayeron, la Bergbock Hell, hablo de ellas en esta entrada del blog. Al tratarse de barril, la Bergbock Hell, para mí una de las mejores Bock, estaba un punto más fresca y aromática que en botella, por lo que duró realmente poco, así que hubo que acudir a la más potente y excelente Doppelbock, otro clásico en su estilo.

Pendiente queda una visita al monasterio cual peregrino (eso sí, sustituiría una concha por una jarra, si acaso de medio litro por disminuir ligeramente el peso).

La anécdota del día fue que asistí de pura casualidad a la presentación de las jarras (Krugen) oficiales del Wiesn (que es como conocen en bávaro a la Oktoberfest, ya que Wiesn es Wiese en bávaro, que a su vez es pradera en alemán). Presentes varios jefazos de las cerveceras del lugar, la diseñadora de las jarras y un montón de prensa, mientras entre todos (bueno, alguno y alguna se contenía y se conformaba con un humilde café) se regaban el estómago con unas buenas Andechs. Entiendo que el sitio les gusta por la buena cerveza, cuidada decoración y, sobre todo, porque sirven cerveza "neutra", vamos, ninguna de las suyas...

La Doppelbock, muy bien rodeada
otra vista de las jarras, donde se leen las cerveceras participantes


Cualquier visita a Baviera que se precie ha de contar con un desayuno bávaro, el pack Weiss (Weissbier y Weisswurst). En esta ocasión, dadas las cervezas del lugar, tuve que hacer una pequeña variante, y es que, estando en el Augustiner-Keller, había que probar la grandiosa Helles en barril de madera.

Augustiner tiene varios locales en München, y éste, pese a estar más apartado, es el favorito de los locales al tener menos hordas de turistas pululando por el lugar.

La historia de esta cervecera de monjes agustinos se remonta al siglo XIV, siendo así la más antigua de las cerveceras muniquesas y una de las más reputadas en toda la región (sobre todo su Helles, pese a que no tenga nada que ver en botella con el barril de madera...). La cerveza en sí acompañó perfectamente a la Weisswurst y apagó el intenso calor del día. El frescor del barril, las notas de los lúpulos nobles... posiblemente, el paradigma de una Helles.

la joyita de Helles de Holzfass
Su gigantesco Biergarten, el mayor de la ciudad



Para terminar con las visitas muniquesas, un sitio similar al Andechser am Dom en cuanto a ser una "sucursal" de una cervecera bávara en Múnich: la Speis & Trank de Ayinger.

También he hablado ya en otro post sobre esta gloriosa cervecera del sureste bávaro (su Weizen-Bock figura entre las elegidas de este pasado mayo). Este bar-restaurante, que cuenta con varios grifos, es perfecto para una buena cena o una comida frugal en su terraza, como hice yo: una densa y exquisita Ur-Weize (esta gente domina el trigo con maestría) acompañando una crema de Cantharellus. Los toques a plátano y el típico carbónico maridaron perfectamente con la cremosidad y los puntos amargos de las setas.

Siguiente paso, poner pie en Aying...
Ur-Weize, cantharellus y Bretzel: rico, rico.
















Esto fue todo lo destacable en cervezas de la ciudad muniquesa. En breve, segunda edición del periplo bávaro...

3 comentarios:

  1. Joder macho, ¡menudo espectáculo! Voy a tomar nota de manera rigurosa de todos tus movimientos; me pinta a viaje a emular :-). Saludos David!

    PD: que pasada de jarras!

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  2. Guau que jarrazas, pudiste traerte alguna??

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  3. Esas jarras no, pero una de litro sí (ya la veréis en siguientes posts :P)

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