Siguiendo con los posts del reciente viaje a Bélgica, os hablo ahora de uno de los paraísos cerveceros a los que hay que peregrinar: el Kulminator, en Amberes.
La pareja de entrañables viejecitos que la regenta, Dirk van Dyck y Leen Boudewijn, llevan con mimo un listado de cervezas actuales y sobre todo de cervezas envejecidas que hace que su carta o listado de las mismas parezca un listín telefónico.
Dirk y Leen comenzaron su andadura en el lejano 1974, abriendo en noviembre un bar dedicado al vino llamado Bodega (tal cual, no es una traducción). Viendo que la clientela no era proclive al vino, decidieron cambiar a la cerveza... ¡Gracias, clientela de aquel entonces! A partir de aquel momento, los jueves se dedicaban a recorrer Bélgica probando cerveza, y la que les gustaba, la compraban, completando poco a poco una buena carta de cervezas en la Bodega.
En una de sus excursiones visitando la abadía de Nôtre Dame de Scourmont, probaron una Chimay de unos 10 años, y viendo el tremendo resultado, decidieron comenzar ellos mismos a envejecer las cervezas. Esto hace que en su carta haya cervezas de los 70 y de los 80...
Tras ver que Bodega no tenía mucho espacio, decidieron mudarse a otra ubicación. Me imagino el traslado de todas las botellas viejas al nuevo lugar... Las catacumbas que hay debajo guardando las cervezas a casi temperatura constante serían dignas de una visita. Si el mal genio del bueno de Kirk no lo impide (algo que ocurre con relativa frecuencia), bajará a las bodegas estrechas de debajo del bar a por alguna de esas cervezas envejecidas que son verdaderas obras de arte.
En un momento dado, consiguieron traer cervezas de otros lugares, y entre ellos, la EKU 28, conocida también como Kulminator, que acabó por ser el nombre del nuevo espacio que abrieron. En la actualidad, es como una casa de la abuela, con miles de cachivaches desde adornos de cervezas, cristalería antigua, lúpulos secos adornando los techos, y un gato que pulula habitualmente por el bar. En definitiva, un túnel del tiempo que nos permite comprobar lo bien que envejecen algunas cervezas al paso de los años.
Todo un templo que cualquier cervecero que se precie tiene que ir al menos una vez en su vida.
ResponderEliminarGrandioso lugar!!!
Estuvimos hace unos años y lo recuerdo como si fuera ayer. Imborrables recuerdos quedaron en nuestras mentes!
ResponderEliminarUno de los templos míticos que aún tengo pendiente de visitar... En fin, la próxima vez que viaje a Bélgica cae fijo!
ResponderEliminarPero te ha faltado darnos más envidia... jajaja! ¿Qué tomaste aquí? Anda, haznos babear... ;).
He estado 3 veces, y han caído desde botellas de 3l para compartir a Tuverbol, Black Damnations, Stille Nachts, Westvleterens... (por supuesto, todas con algún añito encima :P). La próxima vez, si hay quorum, quiero una trapense vieja de coj*nes a ver qué tal :D
EliminarLA VERDAD ES QUE LA FOTO DE LA ENTRADA NO HACE JUSTICIA A LO QUE TODOS CONTAIS JAJAJA, PARECE UNA PENSIÓN DE MALA MUERTE JAJAJA.
ResponderEliminarEL INTERIOR PARECE ACOGEDOR Y AUNQUE YO NO SOY MUCHO DE AÑEJAR, LA CARTA TIENE QUE TENER SU MIGA SI.
EL PARAISO PARA UN COLECCIONISTA "SEÑOR DIRK ¿PODRÍA PASARME EL CUBITO ESE DONDE TIRAN LAS CHAPAS?" JAJAJAJA
¡Y UNA FIRESTONE EN PRIMERA FILA DE BARRA JAJAJAJA!
ME ALEGRO QUE LO PASES TAN BIEN CUANDO VAS POR ESTOS SITIOS, PARA LA PRÓXIMA QUE VAYAS ME AVISAS Y TE FINANCIO UNA, A CAMBIO DE QUE ME TRAIGAS LA BOTELLA JAJAJAJA.
SALUDOS!
Al interior le falta la mesa con faldillas para estar en casa de la abuela :D.
Eliminar"LA PRÓXIMA QUE VAYAS ME AVISAS Y TE FINANCIO UNA, A CAMBIO DE QUE ME TRAIGAS LA BOTELLA" -> Te tomo la palabra.... :P