A mediados de octubre concentramos nuestras energías cerveciles en la birra italiana, y qué duda cabe que tuvimos una buena dosis en este festival romano en el que se concentraba la flor y nata de los
birrifici italianos.
En primer lugar, otorgar al festival una nota alta/muy alta en la parte de la organización. Pese a lo teóricamente frío que puede resultar un pabellón de una especie de feria de muestras que es il Salone delle Fontane, la buena disposición de los puestos cerveceros, todos ellos con los propios elaboradores tras la barra, más una heterogénea mezcla de muy aficionados del sector y novatos en la materia y una media bastante alta en la calidad de las cervezas creaba una sensación de calidez que no he sentido en otros festivales con sede en ubicaciones similares. Nos sorprendió gratamente la alta asistencia de público, llegándose a llenar el recinto, para nada pequeño, a partir de las 7/8 de la tarde del domingo; cómo estaría el sábado... La buena disponibilidad de comida también ayudaba a asentar las muchas cervezas que había que probar, en general a precios bastante asequibles.
Pese a contar con regularidad con algunas muestras de cerveza italiana por nuestros lares, había bastantes marcas desconocidas por aquí (al menos en lo que a mí respecta), con lo que se acumuló bastante el trabajo. Como pauta general, la tendencia de las cervezas italianas es seguir la corriente americana: muchas IPAs y APAs (casi diría demasiadas), alguna que otra stout (ni de lejos tanto como en los países nórdicos), y apreciando muchísimo el juego con el brett al más puro estilo americano; de hecho, dos de las cerveceras presentes eran estadounidenses, Prairie y Crooked Stave, y traían todas un perfil saison con brett o aledaños. Pero sí que se nota que los italianos juegan un par de divisiones por encima de la nuestra, aunque no sea oro todo lo que reluce. También contaban con presencia de algún peso pesado europeo, desde danesas como Beer Here, a inglesas como Magic Rock, Siren o Kernel, pasando por belgas como Struise, Alvinne o Cantillon, aunque en estos casos, generalmente sin contar con los cerveceros titulares exceptuando la presencia de Urbain de Struise; como siempre, un placer charlar un ratito con él.
Quizás por ponerle una pega al festival, el sistema de lavado dejaba mucho que desear, porque los grifos donde se limpiaba la cerveza tenían algún problema y dejaban el vaso como si se metiera la nariz en una piscina de tanto cloro que llevaba el agua. Solución: paseo a los baños...
Como siempre en estos casos, voy a destacar algunas cerveceras/cervezas que me llamaron la atención en el lugar. Aparte de repetir algunas clásicas foráneas, siempre de alta calidad, y descubrir gratamente el pepino Hop Attack de Marina (un rato divertidísimo pasamos con Kevin y Pep), voy a explayarme con las cervezas nativas del festival, en orden alfabético para no generar falsos favoritismos. Como miniguía de la birra italiana, espero que os dé unas pautas si vais a visitar el país...
Birra Amiata
Las cervezas de Amiata, siempre con etiquetas exquisitas (parecen un fragmento de vidriera, y es así porque sus nombres aluden a sucesos históricos o famosas leyendas antiguas), llevan desde 2010 dando guerra desde el Grosseto, en la Toscana, próximos al monte Amiata que les da nombre. De las que probamos, destaco la Suor Bastarda, una extrañísima combinación de cerveza de castañas, básicamente su modelo Bastarda Rossa, con un toque sour elaborada para el festival. Y es que las faldas del monte Amiata, por su origen volcánico, son excelentes para la producción de castañas, famosas en la región y en general en toda Italia.
Birrificio dell'Aspide
Desde la región salernitana nos llega la cervecera de la serpiente (aunque en su logo tenga una especie de dragón...), que fabrica estilos muy diversos: APA, triple y una scotch, que fue nuestra favorita, la Gairloch. Una scotch de libro, casi tirando ya a Wee Heavy, con toneladas de malta y mucho caramelo, y una espuma generosa. Interesantes las cervezas de esta micro de Enzo, un italiano que se fue a aprender a fabricar cerveza a Cracovia.
Birra del Borgo
Una de las veteranas de la nueva hornada de cerveceras italianas (2005). Leonardo
di Vincenzo, tras unos años de fabricación casera y descubrimiento de
cervezas viajando por los "grandes clásicos" (Alemania, Bélgica e
Inglaterra), decidió "liarse la manta a la cabeza" e iniciar el proyecto
de Birra del Borgo (Borgo es apócope de Borgorose, el pueblecito donde
se ubica la fábrica, y la torre de su logo es un calco a la del
escudo de la localidad). Sus botellas, deliciosamente diseñadas (tengo
predilección por los formatos de vidrios italianos, qué le voy a hacer),
contienen sabrosas ales como My Antonia, Ducale o la exquisita Duchessic, 80% su Duchessa, 20% Cantillon. Del festival destaco la Sedicigradi, una barley wine de, como su nombre indica,
dieciseisgrados. Además, también 16 meses en barrica.
Birrificio del Ducato
Esta cervecera fue fundada en 2005 en Roncole Verdi, en la región de Parma (de ahí el nombre, proviene del
Ducato de Parma y Piacenza),
por un enamorado de la cerveza y de la campiña italiana, Giovanni
Campari, con el que compartí un rato de charla al conocerlo con anterioridad (BBF de este año), y un genio de las finanzas, Manuel Piccoli. Sus cervezas, tras
empezar a ganar importantes premios en Italia, están empezando a ser
distribuidas por otros muchos países, entre ellos el nuestro, con gran éxito. Varias fueron sus cervezas que nos gustaron mucho en el Eurhop: la bandera de su portfolio, la Via Emilia, una Pils con Tettnanger excelente; la Vieille Ville Saison, una equilibradísima saison con brett; y la Frambozschella, una particular versión de una lambic con frambuesa.
Extraomnes
Con un nombre basado en el "todos fuera" que el maestro de ceremonias exclama para que se queden dentro de la capilla sixtina únicamente los que participan en la votación para elegir al nuevo papa, esta cervecera a 30 km de Milán acude a la cultura romana para su imagen. Varias nos parecieron realmente interesantes: la Donker, una Imperial Stout con muchísima presencia de café; la Kerst Reserva, navideña al más puro estilo belga envejecida en barrica de vino Langhe del Piamonte; y la Hopbloem, un amago de saison muy cítrica y refrescante (no en vano lleva como ingrediente
lima kaffir).
Birrificio Foglie d'Erba
Siguiendo los consejos de Max (Birra +, grazie mille Max), fuimos a visitar el stand de esta micro de la zona de Udine, al noreste de Italia, en plena zona montañosa de los Dolomitas. En un vergel rodeado de montañas se fabrican excelentes cervezas: la Smokin' Hops, una IPA con un toque exquisito de Rauch, colaboración con Almond '22, cervecera de Pescara; la Freweelin' IPA, una gran IPA con mucho lúpulo americano; la Porter Barrel Aged, con un genial toque de la barrica de
Caol Ila; la Babél, otra cerveza lupulada aun tratándose de una pale ale; y la Cherry Lady, una sour de cereza descomunal. Sin duda, el descubrimiento del festival.
Birrificio Italiano
Uno de los clásicos, precursores del movimiento cervecero en Italia, junto con Baladin y Borgo. Llevan 15 años al pie del cañón desde su sede en la Lombardía. Sus cervezas son reinterpretaciones de estilos clásicos alemanes, principalmente. Aunque ya han caído en mis manos en ocasiones anteriores las excelentes Tipopils y Bibock, en la feria probé por vez primera tres cervezas que me dejaron un gran sabor de boca: la B.I. Weizen, una hefeweizen espectacular; la Vùdù, una Dunkelweizen muy dunkel, casi con notas de porter; y la Nigredo, una Schwarzbier muy lupulizada, como si fuera una Black IPA pero en lager.
Birrificio Lambrate
Este gamberro brewpub del noreste de Milán (barrio de Lambrate, de ahí el nombre) merece claramente una visita si tenéis la ocasión. Incluso acaba de abrir un segundo local. Ambiente distendido y alguna que otra estupenda cerveza, se respira buen rollo en este sitio desde que abriera sus puertas en 1996. Si bien había tenido la suerte de probar en su local las muy logradas Ortiga o Porpora, no había echado el guante a la Imperial Ghisa, una Lager elaborada como si fuera una Smoked Baltic Porter que toma el nombre de los guardias de tráfico de la ciudad.
Birrificio Artigianale Lariano
Nuevamente desde la Lombardía (en Italia la buena cerveza se cuece sobre todo por el norte), nos llegan las cervezas del Birrificio Lariano, que toma el nombre del lago de Como, llamado a veces Lario (su antiguo nombre en latín). Para los coleccionistas, sus etiquetas, en las que un animal diferente es el protagonista, son realmente divertidas. En cuanto a las cervezas, generalmente toca palos habituales (pale ales, weizen, IPAs...), pero sin embargo la que me sorprendió fue la Salada, una cerveza con cilantro y toneladas de sal de Sicilia que hacían a la cerveza una Gose mucho más que correcta.
LoverBeer
Valter Loverier es un apasionado de la cerveza, y de casta le viene al galgo: un antiguo monje logró escapar del asedio a su monasterio; colgó los hábitos, se casó y se instaló en Francia, adoptando el apellido L'Ouvrier (obrero), y dedicándose a la fabricación de cerveza. Unas cuantas generaciones más tarde, sus descendientes se mudaron a Italia, transformándose el apellido a Loverier. Y años más tarde, Valter heredó la tarea de sus antepasados, y ahora enfoca sus esfuerzos principalmente en sus cervezas tipo sour, entre las que destaco la Beerbera, llamada así por llevar uva Barbera, que, junto al periodo de tiempo en barrica, son las culpables de ese estupendo toque sour.
Birrificio Menaresta
Nuevamente desde la Lombardia, y también en las cercanías de Milán, aparece esta relativamente joven cervecera, que toma su nombre del monte Menaresta, donde nace el río Lambro que surca su región. El logo representa el ornamento que llevaban las novias de su región el día de la boda a principios del s.XX, y que unían a gentes diversas en torno a un evento, como lo hace la cerveza... Destaco un par de cervezas suyas: la 22 La Verguenza, una riquísima Imp. IPA que debe su nombre al puesto que sacó en un concurso (el 22 de 23 cervezas; ¡¡una
vergogna!!); y la Pan-Negar, una imp. stout con trigo sarraceno y copos de avena.
Birrificio Montegioco
En el pequeño pueblo de Montegioco, al sureste del Piamonte y casi la Liguria se encuentra esta fábrica, una de las revelaciones a nivel cervecero de Italia en este año. Disfruté enormemente con un par de sus cervezas: la Tibir, genial combinación con uva Timorasso (típica de la región para elaborar vino blanco y sobre todo grappa) y metida en barrica, dando un resultado como a saison con un toque de uva fresca, muy refrescante; y la Bran, un barley wine con toques de café, tabaco y final algo lupulado la mar de interesante. Y, para los fans de Canción de Hielo y Fuego, adivinad qué pajarraco sale en la etiqueta llamándose Bran... Habrá que seguir muy de cerca a esta cervecera.
Os pongo un mapita con las cerveceras comentadas, por si os da por escaparos de ruta. Forza Italia!