Como estaba a la espera de publicarse en la Bar&Beer, no he puesto esto por aquí hasta ahora. Allá va, por fin, el despiporre de Copenhague.
El pasado mayo tuvo lugar en Copenhague el "Copenhagen Beer Celebration", una feria de cerveza organizada por Mikkeller que acogió una buena parte de las cerveceras con mayor renombre a nivel mundial.
El evento consistía en tres sesiones de 5 horas cada una repartidas entre viernes y sábado, y en cada una de ellas los cerveceros iban pinchando cervezas diferentes, con lo que se hacía muy apetitoso para los más fieles a la cerveza no dejar pasar ninguna de dichas sesiones... Con la entrada se facilitaba un vaso (en realidad, una copita muy elegante y pequeña, pero su tamaño daba pie a poder probar un poco de muchas cerveceras) y paladear absolutamente todas las cervezas que se quisiera, lo cual daba un punto de estrés a todos aquellos que querían abarcar mucho en quizás poco tiempo, puesto que en la siguiente sesión había que empezar de cero. Si bien se pudieron degustar muchas cervezas que no llegan ni por asomo a Europa (ya no digamos a España), y ya solamente por eso merece la pena, es una feria que permite muchas mejoras en cuanto a organización, empezando por el lugar elegido, un gimnasio cerrado en el que hasta se veían las bicicletas estáticas, pasando por el sistema de limpieza de los vasos, el montaje de los stands (realmente paupérrimo), etc.
El evento consistía en tres sesiones de 5 horas cada una repartidas entre viernes y sábado, y en cada una de ellas los cerveceros iban pinchando cervezas diferentes, con lo que se hacía muy apetitoso para los más fieles a la cerveza no dejar pasar ninguna de dichas sesiones... Con la entrada se facilitaba un vaso (en realidad, una copita muy elegante y pequeña, pero su tamaño daba pie a poder probar un poco de muchas cerveceras) y paladear absolutamente todas las cervezas que se quisiera, lo cual daba un punto de estrés a todos aquellos que querían abarcar mucho en quizás poco tiempo, puesto que en la siguiente sesión había que empezar de cero. Si bien se pudieron degustar muchas cervezas que no llegan ni por asomo a Europa (ya no digamos a España), y ya solamente por eso merece la pena, es una feria que permite muchas mejoras en cuanto a organización, empezando por el lugar elegido, un gimnasio cerrado en el que hasta se veían las bicicletas estáticas, pasando por el sistema de limpieza de los vasos, el montaje de los stands (realmente paupérrimo), etc.
Si nos ceñimos a las cervezas en sí, el recorrido dio para mucho. En el largo listado de craft breweries estadounidenses, empezamos con Surly, la cervecera de Minnesota, y su excelente Darkness, una imperial stout cuyas botellas hacen las delicias de los coleccionistas (cada año va poniendo un "monstruo clásico" diferente, pasando por Drácula, la Momia, Frankenstein...). La joya de la corona, Firestone Walker, fue de lo más destacado del CBC. Los californianos hacen unas cervezas de un altísimo nivel, destacando la Parabola y la Sucaba. Los irreverentes Three Floyds también hicieron las delicias de los asistentes, no sólo con grandes IPAs sino sobre todo con la Dark Lord: el barril de su versión en barrica de bourbon con vanilla beans duró 15 minutos, y el vaso no daba para muchos centilitros... Jester King, la cervecera tejana, llevó 9 de sus creaciones, destacando su Noble King y su Salt Lick, un cerveza que aúna Rauch y Brett maravillosamente. Lagunitas, otra californiana, volvió a demostrar su maestría cuando de IPA se trata. Si bien Founders nos tiene acostumbrados a cervezas más potentes (stout, Scotch), su All Day IPA demostró que no solamente vale la pena un viaje a Michigan para probar su Kentucky Breakfast Stout. También desde Michigan, Kuhnhenn llevó lo mejor de sus caldos, y su 4th Dementia en barrica de bourbon causó estragos. Anchorage nos hizo comprobar de nuevo el gran dominio del Brett de esta cervecera de Alaska con sus impecables Anadromous y especialmente The Tide and its Takers. Como guinda al pastel, la serie de Hunahpu de Cigar City: poder hacer una cata vertical con las versiones 2011, 2012 y 2013 de la cervecera de Florida fue una gratísima experiencia.
A nivel europeo, grandes descubrimientos también. Obviamente Mikkeller tenía todo su arsenal: la comparativa de su X envejecida en calvados, cognac y bourbon fue de lo más destacable. To Øl dio a conocer sus dos Fuck This is, dos cervezas de estilos belgas muy recomendables. Amager llevó una serie de lámbicas excelente, la Fruiticus Lambicus; la Red Currant era realmente espectacular. Saliendo de Dinamarca, la presencia inglesa estaba más que asegurada con Kernel y su siempre altísimo nivel en Pale Ales e IPAs; con Siren, única cervecera que llevó cerveza en cask; y con Brodies, cervecera londinense que está creciendo muchísimo en los últimos meses. No podía faltar de Molen en este evento: Menno llevó también una buena colección de sus cervezas, destacando como siempre sus magníficas imperial stouts. Y también fue un gran colofón de una de las jornadas probar simultáneamente la Abstrakt 2013 y la 2014 de los escoceses de Brewdog.
La nota exótica a nivel cervecero la componían cerveceras que, a mi juicio, presentaban un producto de nivel más bajo que las anteriores, pero aún así siempre es interesante descubrir nuevas creaciones. El festival contaba con Baird desde Japón, Boxing Cat desde China y Way Beer desde Brasil.
La parte gastronómica la ponían un puestecito de quesos daneses muy interesantes, un siempre atestado stand de perritos pero en modo escandinavo (esto es, nada de salchicha mugrienta y ketchup; verdurita y otros ingredientes saludables acompañando a una salchicha y un pan de centeno) de los que doy fe de que como absorbente de cerveza cumplían a las mil maravillas; y una especie de engrudo híbrido entre unos frijoles y una feijoada (con farofa y todo) del que, gracias querido estómago por disuadirme, opté por dejar de lado.
En definitiva, el CBC es una gran experiencia para poder degustar cervezas que no llegan a nuestras tierras y que realmente merecen mucho la pena. Intentaremos asistir a sucesivas ediciones...
En definitiva, el CBC es una gran experiencia para poder degustar cervezas que no llegan a nuestras tierras y que realmente merecen mucho la pena. Intentaremos asistir a sucesivas ediciones...
Dos rondas de quesos que cayeron, oiga... |
poco brazo para mover ese engrudo... |
JUER, TE PONDRIAS FINO TRUHAN, JAJAJAJA. ENVIDIACA MODO MAXIMUM CABRONCETE. MUCHAS GRACIAS POR EL MERCHANDISING ¡POR FIN ALGUIEN SE ACUERDA DE MI! JAJAJAJA.
ResponderEliminarSALUDOS!
+10000000
EliminarQue envidia, menudos birrotes, habrá que pensarse en ir a futuras ediciones jejeje.
Saludos!!!!
Sólo tengo cuatro palabras: EN-VI-DI-A. Enhorabuena por el festival y gracias por la crónica.
ResponderEliminarUn saludo
Anda que no te cuidas pájaro que no te pierdes una, menudos cervezones. Me quedo a la espera de la crónica de De Molen :)
ResponderEliminarPinta genial en cuanto a cervezas; muy buena y resumida crónica :-).
ResponderEliminarEso sí, me gustaría saber qué pasaría aquí si el escenario de una feria o festival fuera el mismo que nos cuentas y que se ve en las fotos. De cutres para arriba se llamaría a la organización, jaja.
¡Saludos David! Te veo pronto.
Madre mía "Gauguin"... No tengo palabras para definir la ENVIDIAKA que me has dado especialmente en cuando a caldos del otro lado del charco... Brutal!!! Enhorabuena!
ResponderEliminar