Primer FFdA

Por iniciativa del compañero bloguero Birraire (qué se habría tomado antes para ocurrírsele semejante idea... ¿Por qué no se me ocurriría a mí?), este fin de semana unos cuantos blogueros y similares del mundillo cervecero nos hemos dado el gustazo de entonar un "porque sí, porque no, y a tomar por ..." y nos hemos metido entre pecho y espalda alguna de las cervezas que teníamos guardadas para una ocasión especial, de ahí lo de FFdA (Festival Fondo de Armario).

En mi caso, la propuesta me pillaba en un fin de semana fuera de casa, con lo que no ha habido demasiado tiempo para elegir algo muy muy rebuscado, aunque me he resarcido por otras vías que ahora paso a contar...

En aras de comenzar el fin de semana con buen pie y haciendo honor al FFdA, hubo que hacer una previa el jueves y probar de una vez por todas la colaboración entre Lost Abbey y Brewdog, la sin par Lost Dog, en un escenario tan agradable como el Irreale. Es una cerveza compleja, barley wine muy poco carbonatada envejecida en barrica de ron. Las expectativas eran muy altas, y la cerveza, pese a no ser nada desdeñable, no cumplió del todo con ellas.

El sábado tuve la oportunidad de conocer en persona a Javier Aldeá y charlar distendidamente con él en su templo cervecero vitoriano, el Kitsch. Además de constatar que su Humala Columbus IPA está incluso mejor en barril que en su versión embotellada, pude probar otra cerveza digna del FFdA: la Old Guardian de Stone. Todo un pelotazo de sabor: maltosa, muy lupulada y con gran presencia de alcohol. Muy interesante, como todo lo que me ha llegado de Stone... ¡En breve van a empezar a fabricar a este lado del charco, así que nos llegarán a mejor precio y con mayor frecuencia!

Por último, el domingo, ya en casa, degusté un par de cervezas mucho más propias del FFdA. Una de ellas no quiero destaparla (la reservo para comentarla en el podio de este mes); la otra, una desconocida hasta ahora para mí: Captain Lawrence Xtra Gold. Se trata de una visión desde el punto de vista yankee de las triples belgas, añadiendo un buen toque de Amarillo al invento. Es una cerveza muy redonda, con poca presencia de lúpulo, que hizo muy buena compañía a la comida japonesa que el que suscribe se ventiló en un abrir y cerrar de ojos...

Interesante iniciativa; esperemos que la próxima sea presencial...