El que suscribe impartió recientemente una cata-maridaje de cervezas artesanas españolas (o, por si alguien se siente ofendido, dejémoslo en "peninsulares") en la Luna de Madrid. Paso a realizar una breve crónica del evento.
Comenzamos por la proclamada cerveza de Madrid, la Cibeles, en concreto, con su versión de trigo. Si bien desde mi (humilde) punto de vista no es ni de lejos el mejor modelo que consigue el bueno de David Castro (mención especial a su Imperial IPA), fue una buena elección como comienzo al tratarse de una cerveza ligera más próxima a las livianas Witbier belgas que a las plataneras Weiss bávaras y que acompañó perfectamente al canapé frío de mezcla de lechugas, huevo y marisco.
Continuamos con una cerveza con la que particularmente disfruto mucho, la Yria Golden Ale, el reciente orgullo de Ocaña. Es una cerveza sin elevadas pretensiones que consigue exactamente lo que busca: ser una cerveza artesana bien elaborada y sencilla para todos los paladares. Pese a estar recomendada para maridar con sabores más fuertes y picantes por su final lupulizado gracias al Cascade, el carácter maltoso inicial combinó perfectamente con una clásica y deliciosa tortilla de patata.
El siguiente cambio de rumbo nos llevó a una cerveza ya comentada en este blog, la Milana Bonita. Sin estar aún en el mercado (nuestras botellas no tenían siquiera etiqueta), conseguimos degustar esta estupenda cerveza de nuevo. Puesto que ya hemos hablado sobre ella, no me detendré más que para comentar que resultó entretenida para el público la comparación a niveles de olor y sabor, pero sobre todo de color, de la cerveza con y sin el poso de lúpulo que contiene. Las quesadillas con el punto del tomate contrarrestaban perfectamente los aromas de Amarillo y Cascade.
Para terminar, qué mejor que un buen postre... con chocolate. La cervecera Fortiverd de Rubí (región barcelonesa del Vallés) ha conseguido un muy buen resultado con su Bleder Cova de Drac. Partiendo de una idea de Imperial Stout sin tanto regusto a alcohol como otras de su estilo, se presenta con unos agradabilísimos matices a chocolate para nada empalagosos (me viene a la cabeza la Coklat de Southern Tier como ejemplo de saturación por chocolate) y muy ligeros toques a café, lo que la convierte en fácil de beber para todos aquellos que no son capaces de tolerar una stout al uso. Perfecta combinación para un brownie con helado que dejó con un final a chocolate los paladares y una buena sonrisa.
Seguiremos organizando este tipo de eventos en las próximas fechas...
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